martes, 22 de julio de 2008

Toma de contacto


Nuestro viaje se ha iniciado hoy, con nuestra llegada a Tel Aviv. Despues de pasar un control policial de revision de pasaportes nos hemos desplazado de alli a Jerusalem. Durante el trayecto hemos podido ver los primeros asentamientos. Una cosa que nos ha llamado mucho la atencion es la cantidad de banderas israelies que ondean por el territorio. En cada casa, en cada edificio. El orgullo nacional se respira desde el primer momento, igual que la division interna del pais. Un ejemplo claro es Jerusalem, una ciudad que demuestra y simboliza la segregacion religiosa, la lucha de las tres mayores religiones monoteistas por hacerse por la capitalidad de Oriente.


Hemos llegado temprano, justo cuando la ciudad despierta. Decenas de creyentes judios aprovechan el primer rayo de sol para rezar en el muro de las lamentaciones. Hombres y mujeres separados, como ordena la tradicion. Al otro lado de ese muro, se levanta la mezquita de Al Aqsa, uno de los mayores templos del Islam, desde donde supuestamente Mahoma ascendio al cielo. Pocos metros de piedra separan dos religiones antagonicas y enfrentadas. No mucho mas lejos se discierne el barrio cristiano, donde descansan los restos de Jesus. Es por tanto, una ciudad en la que conviven distintas leyendas.


Al llegar, hemos observado dos Jerusalems distintas. Una, la ciudad monumento sin vida aparente y dominada por la devocion y el fervor religioso. Un poco mas tarde y lejos de esos monumentos, aflora otra Jerusalem, llena de vida en sus mercados y negocios, la vida real de sus ciudadanos, lejos de las obligaciones religiosas. Estos dos colectivos conviven en Jerusalem, separados por multitud de chekpoints interurbanos. Jerusalem es una ciudad vigilada por el ejercito israeli. No podriamos imaginar a militares armados controlando el paso entre la confluencia de calles centricas de Barcelona, mostrando desprecio y prepotencia. Debemos intentar comprenderlos, estan obsesionados con la seguridad. Tienen miedo a lo desconocido, a sus propios vecinos.


Desde nuestra perspectiva, nos cuesta entender que los turistas tambien se sometan a estos controles como algo normal. Ellos mismos (y nos incluimos), serian los primeros que no permitirian este asedio en su propia ciudad. Aun asi, nadie levanta la voz contra estos controles arbitrarios y degradantes en Palestina. Sus gentes, simplemente, siguen viviendo su vida normal, aceptando lo inaceptable. Pero el pueblo no es culpable de ello, ya que debe seguir levantandose cada dia para abrir su negocio, cuidar a su familia y seguir su vida.


Jerusalem es una ciudad acostumbrada a la division, a la disputa, a la lucha. Sus gentes conviven con ello con total normalidad, muestran hospitalidad y ayuda desinteresada a todo aquel que visita su tierra. La pregunta que se nos viene a la cabeza es: Como podemos ayudarles nosotros a ellos?


La respuesta a esa pregunta es demasiado compleja, pero seguimos pensando, hoy mas que nunca, que este viaje nos ayudara a acercanos a ella.



PD: Debido a los teclados araboisraelies las cronicas no contendran acentos. Intentaremos buscar una solucion lo antes posible.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Buen trabajo! A ver si conseguis lo que en decadas no han sido capaces de realizar los sucesivos "líderes" de ambos bandos.

butaca23 dijo...

Me alegro de que haya ido bien la primera toma de contacto. Ánimo! Esperamos nuevas noticias.

Un abrazo